Rescato del olvido una entrada que no llegó a ser. La extinta revista BEM (algo más que un fanzine pero menos que una revista profesional (no pagaba a sus colaboradores) fue durante un tiempo el elemento vertebrador del fándom español. Lo fue, desgraciadamente, por su soledad y afortunadamente, por la calidad de sus colaboradores. Les remití esta entrada a sus editores; aprobaron su publicación... pero nunca se produjo. Lo puedo entender, era más joven e impulsivo: hoy nunca escribiría un párrafo como el tercero. En mi descargo diré que aconsejaba a débiles de corazón saltárselo. Sin embargo he decidido no tocar ni una coma.
Nos encontramos a finales de 1.994. Tras los fastos del 92 (Expo de Sevilla y olimpiada de Barcelona), entramos en una importante recesión (nada comparada con la actual)... el tercer párrafo es hijo de su tiempo... pero permite vislumbrar que pasados casi 20 años... la cosa sigue igual o peor.
En otro orden de cosas, es sorprendente que gustándonos tanto la Ciencia Ficción... nuestra capacidad de previsión, nuestra visión de futuro sea... cero patatero, -10... un desastre.
Al final conseguí que mi nombre apareciera en un BEM, fue en el número 47, en el número de Octubre/Noviembre de 1995, en el especial sobre la Hispacon de 1994 celebrada en Burjassot. Como se puede leer en el pie de foto, yo hice esta foto. En este mismo número aparezco incidentalmente ocupando un mínimo del 20% de una fotografía del dossier sobre la Hispacon... lo que tiene ser grande.
Al final conseguí que mi nombre apareciera en un BEM, fue en el número 47, en el número de Octubre/Noviembre de 1995, en el especial sobre la Hispacon de 1994 celebrada en Burjassot. Como se puede leer en el pie de foto, yo hice esta foto. En este mismo número aparezco incidentalmente ocupando un mínimo del 20% de una fotografía del dossier sobre la Hispacon... lo que tiene ser grande.
¡Por fin mi nombre publicado en BEM! Se me cita como autor en el pie de foto |
¿Libros? ¿qué es un libro, papa?
El debate de esta entrada, hoy me parece estéril, pero no el mensaje. Seguimos pensando en un mundo como el descrito por Adam Smith, seguimos pensando que el precio de las cosas reflejan principalmente el coste de su obtención... . Habría que leer más a Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth. (1953) Mercaderes del espacio (en inglés The Space Merchants)... ya que su mundo se parece más al nuestro que el de Smith.
¿Se puede bajar el precio de los libros si se venden más?
Miquel
Barceló ha publicado recientemente dos artículos en esta revista, ¿Son caros los libros de ciencia
ficción? nº 37 y Si quieres escribir, no
traduzcas... nº 40, donde se
trata la edición en España. A raíz de estos artículos y una cierta corriente de
opinión que impera, en particular, en la línea editorial de la revista y en
general en la afición, creo que podría ser interesante sacarla a flote y
comentarlo.
BEM 37 |
Parece
que se intente justificar el alto precio de los libros de ciencia ficción por
los altos costes en los que se incurre en su producción y lo poco que se
venden. Se argumenta que los libros publicados son básicamente extranjeros y
hay que pagar a un traductor a 1.100 pts la página (ojo, que los de Literatura
en general (con la ele mayúscula) cobran el doble [1])
y a un siniestro personaje: el corrector de estilo y como además se venden
menos de tres mil volúmenes, para que sea rentable debe fijarse un precio alto.
Los escasos libros de escritores españoles son también muy caros, a pesar de no
necesitar traducción y los autores cobran poquísimo; las razones son las aún
más reducidas ventas.
Pero
este argumento se cae por su propio peso con el brillante estudio del primer
artículo de Miquel[2];
"... Los libros de ciencia ficción no son tan caros como parecen...
..." ya que los otros también lo son. Son caros a pesar de las grandes
tiradas, de evitarse traducciones y correcciones de estilo. Se interpreta por
una sencilla extrapolación que el precio de los libros no se verá reducido si
aumentan los lectores, si se lee más a autores autóctonos y si mejoran el
estilo de escritores nacionales y traductores.
BEM 40 |
Admitamos
que la actual situación del mercado editorial hace imposible intentar una
competencia en precios. Una vez desechada la posibilidad de una futura
reducción de precios, debe entenderse que la competencia debe realizarse por el
más alto nivel de calidad de los textos y del libro en su vertiente física.
Pero esto también es complicado ya que el libro es en muchos sentidos una
mercancía de prestigio, que señaliza el status de su propietario y lo
identifica con un determinado estamento cultural. Si además se añade que la
evolución del consumismo ha convertido el libro en objeto de regalo con unas
connotaciones parecidas a las expuestas, pero que además matiza y enriquece las
motivaciones de los compradores de libros (pero no para leerlos) y por último
existe una clara tendencia del libro como objeto decorativo que personaliza el
hábitat habitual de mayor acceso a terceras personas, así las cualidades del
continente se potencian en detrimento del contenido[6].
Miquel Barceló |
Una vez admitido el alto valor añadido en posicionamiento
que conlleva el libro, debe admitirse que uno paga por lo que adquiere en la
medida en que uno lo valora. Como las valoraciones son individuales y
subjetivas hay compradores potenciales que adquieren un producto a cualquier
precio y otros que no lo querrían ni regalado. Y es esta valoración subjetiva,
que depende del yo, del genoma, de sus circunstancias y de donde esté, de
cuánto ha comprado y consumido de la misma mercancía, para qué lo quiere y de
un largo etcétera, que hace absolutamente erróneo el razonamiento de Miquel
Barceló en el segundo artículo reseñado:
"...
Leemos precisamente los caracteres que hay en el libro y un ejemplar con medio
millón de caracteres nos ofrece dos veces más de "producto" que uno
con sólo un cuarto de millón de caracteres. Eso me parece incuestionable.
..."
Antoni Garcés - Despedida de BEM on line |
A
modo de resumen, la tesis sobre la posible reducción de los precios de los
libros si se consigue vender mayor cantidad de ellos, se mantiene desde puntos
de vista erróneos[10] y desfasados. Consecuentemente deben
buscarse otro tipo de razonamientos o comenzar a resignarnos con los
inevitables altos precios.
by PacoMan
[1] "... En general, la traducción
de un libro de ciencia ficción se paga en España a una tarifa que viene a ser
la mitad de lo que recibe el traductor de un libro de literatura general.
..."
cita extraída de la página
15 , Barceló García, Miquel (1990) CIENCIA FICCIÓN guía de lectura NOVA ciencia
ficción nº 28, ediciones B.
[2] El
estudio estadístico realizado en el primer artículo, aunque limitado, permite
un primer acercamiento interesante a esta problemática. Sin embargo, padece dos
errores de bulto. Aunque Miquel es consciente de la necesidad de homogeneizar
la muestra, de ahí la elección de libros de tapas blandas e incluso argumenta
decisiones de inclusión o exclusión de libros en concreto, en aras de la homogeneización,
incurre en dos errores que deshomogeinizan la muestra. El primero y más grave,
es la no introducción de libros de narrativa general de autores extranjeros y
por tanto que han debido ser traducidos; este error invalida el análisis ya que
tres de los nueve libros de ficción sí han sido traducidos. El segundo error,
aunque más leve, es la introducción de una obra en catalán. No tiene sentido
comparar un mercado potencial de seis millones con otro de cientos de millones.
Si se desea introducir una muestra de libros de escasa comercialización, hay
que buscarlos en lengua castellana (como el resto de la muestra) y para ambas
categorías, ficción y no ficción (y no sólo para los de ficción, representado
por La vara de hierro).
[3] No es
posible que el colectivo de traductores de ciencia ficción se opongan. No
tienen medios de presión contra la editorial; no existe un colegio que les
aglutine (y si lo hubiera, la mayoría no podrían pertenecer por no tener título
académico que los respalde); no están contratados en nómina y una huelga sería
infructífera por los altos incentivos a no secundarla individualmente (clara
aplicación del fenómeno free rider, usado por economistas y sociólogos).
Además, si tuviesen esa capacidad de respuesta ya la habrían ejercido para
eliminar la discriminación de la que son objeto frente a sus compañeros
traductores de la mainstrem.
[4] En el
segundo artículo, el cálculo de la cantidad ingresada menos los impuestos (o
sea, lo que se queda el vendedor), que se calcula como el precio de venta menos
el impuesto sobre el valor añadido (i.v.a.) por el precio de venta, es erróneo.
Sea P el precio de venta
(en el primer ejemplo del artículo las 2500 pts de El refugio) y sea t el
tipo impositivo (los libros pagan el 6% de impuesto, luego t = 0,06). En el artículo se argumenta que lo que se paga de
impuestos es el tipo impositivo por el precio de venta, es decir t·P, luego lo que queda para el
vendedor sería (1- t)·P (el famoso
0,94·2500 del artículo). Eso es erróneo. El comprador paga el precio de venta,
P, que se divide entre impuestos y la parte que se queda el vendedor (sea X
esta parte, en términos fiscales la base imponible). Entonces P= X + t ·X, despejando X, se obtiene que la
parte que se queda el vendedor es: X= P / (1 + t). Por lo tanto, es fácil comprobar que la parte que se queda el vendedor
según el artículo [ (1- t)·P] y la
verdadera cantidad [X] son diferentes.
Es fácilmente observable que siempre percibirá menos el vendedor, según el
artículo, de lo que realmente obtiene.
La demostración se sigue de
comprobar que: (1-t)·P < P / (1 +
t) ya que –t2< 0 .
Esto significa que siempre se estará pagando menos dinero a los autores. En el
ejemplo de Redal y Aguilera se les calcula unos derechos de 470.000 pts (Derechos =
Precio ingresado por el vendedor por la cantidad vendida (2.500 ejemplares) y
por los derechos de autor; un 8%, es decir 470.000= (2500·0,94)·2500·0,08)
mientras que los verdaderos serían:
471.698 = (2500·(1/1,06))·2500·0.08 ). Como se aprecia, la diferencia es
pequeña (no llega a las 1.700
pts .). En el artículo este error no desempeña ningún
papel y las conclusiones no se ven modificadas.
[5]
Miquel Barceló además dice en su guía, (página
20 ):
"... De entrada renuncio a
convencer a los que siguen considerando que la ciencia ficción es un género
literario de segunda clase. La experiencia me ha demostrado que quién no ha
empezado a apreciar la ciencia ficción en la adolescencia y juventud ha de
poseer una gran inteligencia y una gran amplitud de miras para empezar a
saborearla durante su vida adulta. La inteligencia tal vez exista, pero es
fácil que la mentalidad abierta que exige la ciencia ficción haya desaparecido
ya en muchos adultos. ..."
[6] Existe
otro uso reducido pero enfermizo: el coleccionismo, del cual yo sufro. Un compañero
de trabajo que padece del mismo mal me dijo una vez: " Yo obtengo utilidad
(término traducible para los no iniciados en la teoría económica como:
felicidad, bienestar, goce...) de verlos juntos (los libros)."
[7] Existe
un error en el gran público, el merchandaising no son los productos
relacionados con otro, por ejemplo gorras, camisetas, chicles y un largo
etcétera que aparecen cuando se estrena una película de éxito. Pero quizás su
continuo uso erróneo acabe eliminando su significado original.
[8] Para
una mejor comprensión consultar con una pequeña obra recomendable incluso para
los no iniciados; Barbé, Lluís (1988) De la doctrina clásica del valor. Antoni
Bosch editor. No tiene desperdicio la conversación que se produce en el cielo
entre los clásicos económicos: Adam Smith, David Ricardo y el comedor de opio
Thomas De Quincey.
[9] Extraído de la carta de
Mariano Villarreal publicada en la sección de correo del BEM 40.
[10] Quizás
válido hasta principios de este siglo, cuando la publicidad comenzó a tener un
carácter no meramente informativo, sino persuasivo. La publicidad fue la
primera herramienta de Marketing usada por las empresas.
La verdad es que no puedo recordar qué pasó para que no acabara publicándose, han pasado demasiados años, pero me alegra que lo hayas recuperado y publicado ahora. Leído tras todo este tiempo lo encuentro más que interesante, como dices en el conjunto más que en sus partes.
ResponderEliminar