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miércoles, 21 de septiembre de 2022

LA MÁS QUE RENTABLE INTUILIDAD DE “APOLOGÍA DE LO INUTIL” de Beatriz Alcaná.

En el patreon de Ediciones El Transbordador se publican mensualmente cuentos exclusivos para sus “tripulantes”, en el caso que me ocupa se trata del cuento escrito por la autora salmantina; Beatriz Alcaná, publicado en agosto de 2022:  Apología de lo inútil.

Beatriz Alcaná


El Transbordador, es decir Pilar Márquez y Jordi Soret, nos han dado muchas alegrías a los aficionados al género fantástico en general y en particular a los malagueños, por ello siempre voy a estarles agradecido y espero seguir compartiendo cervezas en terceros tiempos de presentaciones o en cualquier tiempo y lugar. Pero por desgracia el vuelo de El Transbordador acaba, llega a su destino final con el ocaso del 2022. Os deseo la mejor de las suertes en las nuevas singladuras que afrontéis.

Los dos logotipos de El Transbordador


Estamos ante una brillante idea, resuelta con elegancia y brevedad: la esencia de la ciencia ficción que más me gusta leer. El cuento funciona perfectamente: una científica comparece ante una comisión, donde reconoce haber realizado un mal uso de una nueva tecnología (Proyecto Jonbar), para satisfacer una necesidad espuria de su pareja. Un filósofo que está obsesionado con la figura de Sor Juana Inés de la Cruz: en particular con lo que podría haber llegado a escribir si la Inquisición (y el resto de la sociedad) no se hubiera empecinado en acallar a un cerebro excepcional, por el mero hecho de encontrarse en el cuerpo de una mujer.

Sor Juana Inés de la Cruz

En suma, estamos ante la reivindicación de la filosofía como abanderada de esas ramas del conocimiento que llamamos humanismo, precisamente porque su conocimiento genera la condición de humano al que lo posee. Sin embargo, en estos tiempos se rechaza y denosta por ser inútil para nuestra sociedad, cada vez más inhumana. Y de ahí el título: Apología de lo inútil.

¿En qué consiste el Proyecto Jonbar? El nombre del proyecto es un homenaje explícito al conocido Punto Jonbar entre los aficionados a la Ciencia Ficción (tomado de Wikipedia):

“… se representa en un importante punto de divergencia entre dos resultados de un acontecimiento, especialmente representado en los viajes en el tiempo. …”

Punto Jonbar ejemplificado con el gato de Schrödinger


Como bien indica su nombre, a los iniciados en el arte arcano de la ciencia ficción, permite acceder a Tierras alternativas, donde todo es igual a la nuestra salvo algún cambio, precisamente ese cambio al que se apela en la definición del término Jonbar. Pero mejor cedo la letra a la propia Beatriz, página 20:

“… terminé recordándole que ahora al menos somos conscientes de que el nuestro es sólo uno de los infinitos mundos que conforman un entramado infinito, y que era casi seguro que, no ya en uno, sino en muchos de aquellos otros mundos la monjita hubiera podido dar rienda suelta a su pasión por las letras, por las ciencias y hasta por la divina Lysi. En otras realidades que no son la nuestra sí habría seguido escribiendo, perfeccionando sus conocimientos y puliendo su técnica. Allí sus obras se habrían compilado y sus tratados filosóficos se estudiarían en las facultades. Quise dejarle claro que no eran suposiciones, que gracias a nuestros avances en tecnología teníamos la certeza de que así era, y que incluso podría indagarse en una de esas realidades alternativas para obtener retazos de lo que para nosotros se quedó en agua de borrajas. …”

 Que se concreta en la página 21:

“… recuperando para nuestro presente un fragmento inútil pero extrañamente valioso de un pasado injustamente extraviado: los textos que en nuestro mundo Inés nunca pudo escribir.

(…)

lo que he traído de vuelta son sólo un puñado de letras profanas, inútiles, no lo discuto, pero llenas de valor. …”

Como un Punto Jonbar da lugar a una Ucronía o una Distopia.

Resumiendo, el proyecto Jonbar permite traer a nuestra Tierra textos de otras Tierras alternativas, de las infinitas existentes.

Discrepo con la protagonista del cuento en la inutilidad del proyecto Jonbar. Dejo que exprese su punto de vista, página 8:

“… quienes se encargan de patrocinarnos (…) ellos esperaban poder sacarle partido a nuestro descubrimiento desentrañando lo que estaba por venir. En otras palabras: para predecir el futuro. Supongo que nuestros mecenas eran demasiado cortos de entendederas como para darse cuenta de que observar cualquier futuro, ya fuera preciso o incierto, era del todo imposible. …”

Para predecir el futuro no es necesario conocerlo, no se trata de conocer qué número de la lotería saldrá en el siguiente sorteo de navidad o quién ganará la NBA el año que viene como se narra en Regreso al futuro II (Back to the future Part II, 1989 Robert Zemeckis). En las páginas 8 y 9 se precisa un poco más:

El almanaque deportivo que iba a hacer rico a Marty McFly de Regreso al futuro II


“… Se les antojó decepcionante asumir que todo el capital invertido en nuestro ingenio tecnológico sólo serviría para conocer retazos de otros pasados. Ni siquiera de nuestro propio pasado, sino de los que pudieron haber sido. ¿Qué beneficio económico podría sacársele a semejante absurdez? …”

De esta manera la protagonista define la inutilidad del proyecto que figura en el título, a nivel literario la idea funciona. Pero únicamente a nivel literario, pues en verdad y contestando a la pregunta planteada en la cita: ¡TODO! ¡Es la mayor herramienta que se podría poner jamás a disposición de los ministros de economía y por la que matarían los inversores en bolsa! La protagonista de este relato no podría estar más equivocada. Es como llegar a América por primera vez y creer que se está en La India.

Según Colón, él desembarcando en la India


La economía no es una ciencia porque no puede aplicar las herramientas que tienen a su disposición la biología, la física y el largo etcétera que conforman las ciencias experimentales. Es decir que, para probar la veracidad de alguna hipótesis de partida, realizan una batería de experimentos con todos los factores que afectan controlados y medidos, e introduciendo cambios en algunos de ellos, y que posteriormente permite su análisis estadístico mediante contrastes o tests que aceptan[1] o rechazan las hipótesis planteadas inicialmente. Así es como avanza la ciencia, con la estadística como herramienta determinante.

En Economía esos experimentos no son posibles[2]: sólo hay una serie histórica del PIB de España o de la cotización bursátil de Google. Se hacen ímprobos esfuerzos por desarrollar la estadística ante estas limitaciones que no comparten las ciencias experimentales. Vaya lo que se conoce como Econometría. Pese a ese esfuerzo, para el que nunca faltan recursos, ni inversores que los financien, lo alcanzado no da para ciencia; pero menos es nada.



Ahora bien, si los economistas dispusieran de infinidad de series del PIB de España con condiciones idénticas a las de nuestra realidad, pero con variaciones que el investigador conociera, sería capaz de replicar el procedimiento de las ciencias experimentales. Es decir, la Economía se habría convertido en una ciencia. Bien, pues si ahora aplico lo descrito a la cotización de Google, Coca-Cola o Telefónica. ¿Se le ocurre a alguien, cuanto estaría dispuesto a pagar un inversor en bolsa por poder obtener conclusiones científicas, sobre qué factores influyen en el valor en bolsa de las acciones[3]? La ciencia permite hacer las mejores predicciones sobre el futuro… pero siempre habrá quien prefiera preverlo preguntando a una pitonisa, chamán o cualquier otro charlatán.

Evidentemente estos inversores, estos mecenas del proyecto Jonbar querrían que las conclusiones extraídas no se compartieran y quedarán reservadas únicamente para su disfrute personal, nada distintito a lo que hace una farmacéutica, por ejemplo.



Nada nuevo bajo el sol. Algunos de los primeros sociólogos, allá por el siglo XIX abogaban por restringir la difusión de la Sociología a un grupo reducido de iniciados, ante el temor que cayera en malas manos y pudiera usarse para manipular la sociedad. En cierta medida estaban previendo la existencia de un Joseph Goebbels y sus prácticas en la Alemania nazi, que ahora son de uso generalizado. Característica que comparte con la Psicohistoria (tomado de Wikipedia) [4]:

“… La psicohistoria es el nombre de una ciencia ficticia en el universo de la Saga de la Fundación de Isaac Asimov, que es una combinación de historia, psicología y estadística matemática para calcular el comportamiento estadístico de poblaciones extremadamente grandes, como la del Imperio Galáctico. …”

Hari Seldon el padre de la Psicohistoria (Isaac Asimov)


Psicohistoria que evidentemente se desarrolla en el más estricto de los secretos en la más que escondida Segunda Fundación. Otra cuestión es porque nadie identifica la Psicohistoria con la Sociología[5].

Concluyo, no se me ocurre algo más valioso en el ámbito económico que el proyecto Jonbar descrito en Apología de lo inútil de Beatriz Alcaná.

By PacoMan



[1] En realidad, nunca se acepta una hipótesis, literalmente se concluye: “No existe evidencia estadística para rechazar la hipótesis nula”. Entendiendo la hipótesis nula como la hipótesis formulada inicialmente y que se quería verificar con el experimento. Es decir, la ciencia nunca concluye, nunca es taxativa, nunca impone, sólo acepta explicaciones del fenómeno estudiado temporalmente… hasta que llega otra explicación con más evidencias estadísticas. Parece un proceso débil, pero es el que nos ha traído hasta aquí.

[2] Salvo en algunas áreas de la microeconomía que a través de la Economía Experimental se realizan estudios, que comparten las características estadísticas de los experimentos de las ciencias experimentales.

[3] El chartismo pese a aparentar estar recubierto de técnicas estadísticas y matemáticas es mera superchería, basada en reconocer “figuras” en las gráficas de cotización (charts en inglés) de las acciones. Meros aprendices de brujos, más emparentados con la astrología que con la estadística.

[4] De los siete volúmenes que componen la saga Fundación, sólo son recomendables los tres primeros. Pero eso sí, son altamente recomendables.

[5] En algún momento habrá que cuantificar el “daño” que los ingenieros y su estrecha visión del mundo han causado a la Ciencia Ficción en concreto y al Mundo en general… aunque algo ya he apuntado aquí: Los diez once mayores inventos de la humanidad.