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viernes, 19 de julio de 2024

Sherlock Holmes y el Sabina, ese que canta.

 

No es de dominio público que el conocido poeta, compositor y cantante: Joaquín Sabina (Úbeda (Jaén) 1949) sea devoto de Sherlock Holmes. Pero es fácil encontrar, en las redes, dos apariciones estelares (y explícitas) del mejor investigador privado, en las canciones compuestas e interpretadas por Sabina.

La primera es en la canción Ponme un trago más del disco Mentiras piadosas (1990). Con el inconfundible estilo de un Sabina más joven, se narra una conversación, que salvo en el primer verso, sólo escuchamos las respuestas del camarero interpelado por el protagonista:


¡Hey tú! Ponme un trago más.
Lo siento, señor, pero cerramos a las tres.
¿Era un Cutty Sark?
Dos mil, por favor, le invitamos al café.
Ya le he dicho que su chica no está,
vino, pero se marchó
¿Qué se yo con quién? pagaron y en paz.
No me llamo Sherlock Holmes.

Ponme un trago más

La segunda es en la canción Semos diferentes del disco Dímelo en la calle (2001), canción que forma parte de la banda sonora de la película Torrente 2, misión en Marbella (2000) dirigida por Santiago Segura. Canción interpretada por el propio Sabina y Santiago Segura, que interpreta a Torrente en esta segunda entrega de la parodia, a caballo del humor negro y el esperpento, de los detectives privados de la novela negra (noir). Algo tan consustancialmente patrio como el propio Torrente. La letra de la canción recoge el tono irreverente y canalla de la película:


Donde los reyes
más Golding Mayer de la baraja
chulean a Mortadelo
con crecepelo de las rebajas.

El niño de Scotland Yard
torea regular
y por consiguiente
Sherlock Holmes, se acompleja,
para cortar las orejas
hay que tenerlos como Torrente.

Semos diferentes


Pero estas apariciones no merecen este minúsculo articulillo. Ambas citas son apelaciones de ese estereotipo mundial en que se ha convertido Sherlock Holmes, compartido, incluso, por personas que jamás han leído un relato de Doyle, ni visto una película o serie protagonizada por él.

A modo de making of del Somos diferentes. 


Hay una inesperada influencia, en un magnífico pastiche: El Xangô de Baker Street (O Xangô de Baker Street, 1995) de Jô Soares (Río de Janeiro, 1938 - São Paulo, 2022). Soares fue humorista, presentador de televisión brasileña, dramaturgo y autor de un único pastiche holmesiano, este que nos ocupa. El humor, que cabría esperar impregnara toda la novela, aparece en contadas ocasiones, pero sutil e inteligentemente, muy apartado de las típicas parodias holmesianas anglosajonas. La profusa documentación que aparece en la bibliografía de la novela ya hace sospechar, que nos encontramos ante un pretexto para contarnos como era la sociedad brasileña de 1886 de la capital, por aquel entonces: Sao Paulo, bajo el reinado de Pedro II. La excusa es la visita que la actriz de teatro francesa Sarah Bernhardt realizó al gigante sudamericano. Un Stradivarius robado mezclado con brutales muertes de mujeres con mucha nocturnidad y poca alevosía, hace más que recomendable la presencia de nuestro dúo preferido, que acuden prestos a la llamada del monarca. El pastiche es ameno, agradable de leer y mantiene el interés de los holmesianos de pro.

El Xangô de Baker Street de Jô Soares


Este pastiche, editado en España en 1996 por Siruela en su colección bolsillo con el número 26 y traducido por Jesús Prado, fue llevado al cine, con el mismo nombre que la novela, en una coproducción brasileño-portuguesa de 2001 dirigida por Miguel Faria Jr. La película, aun siendo aceptable, no consigue el nivel de interés para los holmesianos, que sí alcanza la novela.

Llegando a este punto, es imposible no recordar la oportunidad perdida para el cine español, cuando en 2012 José Luis Garci quiso rodar una película del Madrid de Galdós y Sherlock Holmes fue la excusa[1], hablo de Holmes & Watson Madrid Days. Las semejanzas con la película que nos ocupa me permiten suponer, que Garci se pudo haber inspirado en ella.

Soares, en la página 126, nos introduce y describe un personaje secundario de poco recorrido en la trama (de hecho, no aparece en la película); Sarmiento, de una forma que es imposible no recordar a Sabina:

“… Sarmiento, hombre abotijado y sin cuello, procedía del interior de Ceará. Muy joven todavía, y movido por un espíritu aventurero, se contrató en calidad de marinero en un barco de la New-Zealand Shipping Company, resuelto a dar la vuelta al mundo. Durante quince años ejercicio los oficios más dispares en diversos países: fue mozo de rickshaw en Hong Kong, banderillero en Barcelona, aguador en Bombay, cochero de la Wells Fargo en Missouri, chamán en el Perú, croupier en Londres, gondolero en Venecia, destilador de whisky en Glasgow, cantante en el Tirol, sepulturero en Estambul, molinero en Coimbra y, finalmente, gigoló en París; y en todo ese tiempo aprendió a hablar chino mandarín, español, hindi, inglés, italiano, alemán, turco y francés, lenguas que Sarmiento dominaba con perfecto acento cearense. …”

Evidentemente hablo de la canción La del pirata cojo del disco Física y Química (1992):

A vivir otras vidas,
a probarme otros nombres,
a colarme en el traje
y la piel de todos los hombres
que nunca seré:

Al Caponne en Chicago, legionario en Melilla, pintor en Montparnase, mercader en Damasco, costalero en Sevilla, negro en Nueva Orleans, viejo verde en Sodoma, deportado en Siberia, sultán en un harén, policía ni en broma, triunfador de la feria, gitanito en Jerez, tahúr en Montecarlo, cigarrillo en tu boca, taxista en Nueva York, el más chulo del barrio y tiro porque me toca, suspenso en religión, confesor de la reina, banderillero en Cádiz, tabernero en Dublín, comunista en las Vegas, ahogado en el Titanic, flautista en Hammelin.
(…)
Billarista a tres bandas, insumiso en el cielo, dueño de un cabaret, arañazo en tu espalda, tenor en Rigoletto, pianista de un burdel, bongosero en la Habana, Casanova en Venecia, anciano en Shangri-La, polizón en tu cama, vocalista de orquesta, mejor tiempo en Le Mans, cronista de sucesos, detective en apuros conservado en alcohol, violador en tus sueños, suicida en el viaducto, guapo en un culebrón, morfinómano en China, desertor en la guerra, boxeador en Detroit, cazador en la India, marinero en Marsella, fotógrafo en Playboy.

La del pirata cojo.


Billy, el botones (by PacoMan)



[1] No lo digo yo, lo dijeron Eduardo Torres-Dulce y Luis Alberto de Cuenca el 22 de octubre de 2016 en el hotel Coloso de Madrid, al amparo de los Madrid Days organizado por el Círculo Holmes. Mi crónica sobre el evento se puede leer en el Jezail Bulletin número 61 (4º trimestre 2016) Año XVII o en versión digital en el sitio Filmtropia:

https://www.filmtropia.com/opinionoff-madriddays